sábado, 17 de mayo de 2014

¿SE PUEDE PREVENIR LA INSEGURIDAD CIUDADANA?

             


Cajamarca cuenta con una población de 283.767 habitantes (2013). Su crecimiento es evidente y con ella la población de inmigrantes que buscan trabajo en la minería. Cajamarca es uno de los departamentos con más extrema pobreza, con un rango de incremento de un 20% y 24%. Sabemos que la extrema pobreza causa desigualdades y con ella la frustración de los jóvenes, esto lo veo todos los días con los menores que están en la calles trabajando.
El tema de la inseguridad ciudadana está en boca de todos. El 38,3% de la población de 15 años en adelante, de las principales ciudades del Perú han sido víctimas de hechos delictivos (robo, estafa, secuestro, extorsión, amenaza, maltrato, ofensa sexual, entre otros) (INEI- 2012). Al llegar a Cajamarca no me ha sorprendido del todo este tema, porque ya en el pasado era evidente el incremento de la inseguridad. En 1999 cuando iniciamos el proyecto de CHIBOLITO y empezamos a salir por las noches para buscar a niños y niñas que vendían, encontramos un gran número de ellos. Al observar este problema, abrimos con el apoyo de una ONG Belga (Entraide et Fraternité) una Casa de Acogida Temporal para niños(as) y adolescentes que se quedaban a dormir en las calles. En un inicio fue en la casa de las Hermanas del Buen Pastor y luego alquilamos una casa. Desde 1999 les hemos dado a estos menores una casa donde pueden quedarse a dormir por las noches y hacemos talleres recreativos y de formación. Nuestro objetivo es que poco a poco dejen la calle.
Desde los inicios del proyecto buscamos el apoyo de las autoridades, sin encontrar ninguna respuesta por su parte, “es más fácil hacer una calle o un puente que ayudar a cambiar a un niño o una niña”. Han pasado casi quince años desde que empezamos el proyecto Chibolito, hemos sacado a muchos niños y niñas de la calle, pero a un alto porcentaje de menores no hemos podido ayudarles. Muchos cayeron en el consumo de pegamento (terokal) incrementándose así su dificultad para el trabajo. En los años que trabajé con estos menores los conocí y comprendí, y no es que justifique el robo, pero en un país donde se incrementan las desigualdades económicas más menores caerán en la tentación de robar.
Un delincuente no se hace de un día para otro, empiezan desde niños y si no se trabaja en prevención, los niños(as) marginados pueden llegar a ser delincuentes. La cultura de prevención en el Perú no existe. Se atacan las consecuencias con la apertura de Centros de Reclusión para menores pero no se prevee. La ley no protege al menor con abandono o marginación, lo que busca es internarlo hasta los 18 años, sin tener en cuenta que muchos de ellos se escapan de los internados y regresan a sus familias y a la calle. Los jueces y fiscales no asumen la responsabilidad de un niño o una niña con marginación, los delegan a los Centros de Internamiento y se olvidan del menor. Estos casi quince años de trabajo con estos menores nos han enseñado que no se puede internar a un menor en contra de su voluntad. De alguna manera esto lo han comprendido los fiscales de Prevención del Delito que ahora trabajan conjuntamente con la casa de Acogida CHIBOLITO. Pero, las leyes en este momento no permiten que haya Casas de Acogida Temporal, por consiguiente los jueces y fiscales de familia no reconocen el trabajo de Chibolito. La municipalidad por su parte tiene el área de seguridad ciudadana con el Serenazgo, pero no invierte en prevención, por lo tanto tampoco nos apoya, “a pesar que con cada cambio de gobierno hemos buscado el apoyo de la Municipalidad y del Gobierno Regional”.
Sabemos que es mejor prevenir que lamentar, y a mi parecer tanto las autoridades como la población en general no se preocupan sobre este tema. No asumen la responsabilidad de abrir espacios para que los niños y las niñas con aparente abandono y marginación social y educativa puedan recibir apoyo. El trabajo con estos menores es todo un proceso y empieza por conocerles y comprenderles a nivel individual y familiar, para luego integrarles poco a poco en sus familias y en la sociedad. “Si invertimos en un menor con marginación y abandono, es posible que tengamos un delincuente menos en las calles”.

Luis Zafra Aquino

Presidente de la Asociación CHIBOLITO.